Si el primer disco de Carlos Martin lo planteaba como un viaje, “The Journey [1]” (2013), el segundo (grabado tres años después) plasma sus orígenes musicales, una suerte de confluencia de las mejores esencias sonoras del jazz, el flamenco y el folklore afrocaribeño. El trombonista, trompetista y gran percusionista de las congas y la pequeña percusión surgió de uno de los semilleros más importantes del área valenciano-mediterránea, la fértil factoría de Sedajazz Big Band [2] ─de la que fue uno de sus primeros miembros─, un conjunto de grandes músicos capitaneados por el incombustible Francisco Blanco “Latino”, por donde han pasado músicos de la talla de Perico Sambeat [3], David Pastor [4],… y un sinfín de enormes músicos que dan forma a la genial conspiración jazzística que nos ha dado momentos extraordinarios, en disco y en los conciertos memorables. El multi-instrumentista vuelve a rodearse de muchos de sus compañeros─Sambeat, Luir Perdomo, Vicente Macián,… y Antonio Serrano y Marc Miralta─ para grabar hasta ocho números variados en estilos como sus raíces, desde los rítmicos a las baladas donde hace buenas sus grandes calidades y virtuosismo ─afirman que puede ejecutar cualquier idea musical con la vara del trombón sin ningún esfuerzo─, por una lado los metales y vientos arraigados en Valencia y por otro la pasión, intensidad y fuego de los grandes maestros del Afro-cubanos. Carlos Martín se decanta especialmente por el flamenco y el jazz en un nuevo trabajo que muestra las espléndidas cualidades de un músico versátil, inspirado y torrencial en las ideas que propone en sus composiciones.