Hasta llegar a este álbum Sarah McCoy [1], una joven ya en la treintena, ha tenido que hacer un largo camino, la cantante, compositora y pianista ha completado un recorrido que incluye viajes por varios estados de su país, EE.UU, y traslados intercontinentales hasta Francia desde donde se ha instaló y grabó tras una larga gira residió 18 meses en la capital francesa, de aquella paz llegó la exploración con el piano, los sintetizadores y los ritmos electrónicos. Aquella experiencia le ha llevado a grabar para una etiqueta mítica en el desarrollo del jazz, la mítica Blue Note. Dos décadas lleva a sus espaldas McCoy, un tiempo en el que ha compuesto parte del material que ahora interpreta acompañándose ella misma con los teclados y una celesta ─un armonio con la apariencia de un pequeño piano vertical─, más las aportaciones sutiles de Chilly Gonzales (sintetizador), Vicent Taurelle (teclados) y Stella le Page (violonchelo). La cantante norteamericana ha grabado una colección de 13 piezas, de la mano de los productores Chilly Gonzales y Renaud Letang, en la periferia del jazz se acerca al blues ─a ‘New Orlens’ dedica el primer tema, la ciudad donde aprendió y estudió tras llegar desde el estado de Nueva York, donde fue descubierta por el director francés Bruno Moynie, quien la llevó a Francia para una serie de actuaciones─ y en algunos momentos al pop y el rock ─‘Devil´s Prospects’, es un buen ejemplo─, en cualquier caso se trata de un buen trabajo, con una apertura de miras amplias que le permiten llegar a un público más amplio. Encarna un personaje intenso, reflejo de una vida al límite, con zonas oscuras, como nos avisa en el texto que firma en el arte del disco.