Este dúo de para crear sus composiciones recurren a las músicas del mundo ─la tradición musical de diferentes lugares del planeta─, especialmente a ritmos complicados de los Balkanes, es el germen base para construís su temas, sobre música y percusiones corporales. Todo muy sencillo, práctico y natural. Ana Vrbaski y Marko Dinjaski son pareja artística ─también de vida─, llevan unos 25 años juntos, en estos años han recuperado un amplio repertorio de Serbia, Croacia, Bosnia, Macedonia del Norte, Bulgaria, Moldavia, Grecia, Turquía, Kosovo,… En su propuesta musical no solo hay sonidos, ritmos y percusiones, en el escenario combinan música, teatro, danza, movimiento, acrobacias,… Usan sus cuerpos como un instrumento más, economía de medios para un resultado atractivo. “La música balcánica es un tesoro: hemos reorganizado las canciones” explican. Escuchando los catorce corte del álbum bien parece que no solo le han dado un nuevo orden, la han hecho propia para compartirla sin que pierda la esencia, la fuerza y la emoción que tiene cada pieza de una tradición poderosa como pocas.