El sexto álbum de Ana Alcaide es una invitación a tender puentes entre culturas y una llamada al respeto a través de la música [1]. “Es un canto poético a nuestro poder creador”, se puede leer al abrir la edición en libro-disco del álbum. La música y su poder transformador y valor pedagógico. Se trata de un encuentro entre la compositora, cantante, intérprete de nyckelharpa y violinista de Toledo, y el músico iraní Reza Shayesteh, una relación que se remonta a más de quince años atrás, cuando se conocieron en Suecia; también participan Bill Cooley (oud, salterio, davul, frame drums) y Kaveh Sarvarian (ney, tombak). La referencias musicales a las que evocan los nuevos temas pueden remitirnos a a la canadiense Loreena Mckennitt ─con quien Alcaide colaboró en su disco ‘Lost Souls’ (2019)─, el turco Ömer Faruk Tekbilek, la iraní Azam Alí o el marroquí U-Cef. Alcaide es una divulgadora de la nyckelharapa, el instrumento nacional sueco, que aprendió a tocar en el país del norte de Europa; en sus primeros trabajos investigó el repertorio sefardí, ‘Viola de Teclas’ (2006), ‘La Cantiga del Fuego [2]’ (2012), publicó un álbum grabado en Oceanía, Ana Alaide & Gotrasawala Ensemble ‘Tales of Pangea [3]’ (2015), y otro álbum donde las propias composiciones se inspiraban en mujeres que han destacado, ‘Leyenda [4]’ (2016). “La razón dice que la alegría está en vivir en paz con lo demás” se recuerda en las notas.Hay piezas instrumentales, y canciones con las letras aparecen versos de grandes poetas persas como Rumi, también otras con evocaciones vocales sin significado concreto. Piezas repetitivas, cíclicas y embriagadoras.