Flautas traveseras, conchas, cuernos de vaca, armónica, melódica y guitarra son los instrumentos que forman parte de este trabajo donde el elemento principal es la gaita, un flauta construida en pares, de tres medidas, y se interpretan como si de un diálogo humano se tratase. Así se explica en el completo libreto (en inglés y castellano) que acompaña la edición de este disco donde se desarrolla un valioso texto musicológico que da testimonio de la una parte de la tradición musical andina. En aquella coordillera americana, formando parte del Valle del Amanecer, está Otavalo, un pueblo a dos horas al norte de Quito y en la encruzijada de tres volcanes. Desde aquel lugar han viajado por todo el mundo la banda Ñanda Mañachi, unas giras que se remonta a la década de los años 70 y que han servido para dar a conocer en los escenarios los charangos, bandolinas, violines, quenas y sobre todo las flautas de pan. Este proyecto que ha quedado registrado en disco da la posibiliad de hacer posible la transmisión de una valiosa tradición que está en vías de desaparición. El primer registro lo realizaron en 2010 con el soporte del Ministerio del Cultura, un traabajo que motivó a que los jóvenes del valle se involucrasen dando como resultado la segunda entrega donde participan estudiantes que han grabado las canciones aprendidas.