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BALLAKÉ SISSOKO At Peace

Ballaké Sissoko es uno de los músicos más respetados de Malí, es el korista de la diva Kandja Kouyaté y su virtuosismo tan sólo es comparable con el mismo Toumani Diabaté, con quien grabó trabajos tan imprescindibles como “New Ancient Strings” (1999) donde ambos revivían un álbum histórico donde grabaron sus respectivos progenitores, el histórico “Mali: Cordes Anciennes” (1970) -consagrado exclusivamente a la kora por primera vez- con los maestros Sidiki Diabaté y Djelimadi Sissoko. Descendiente de una familia de músicos Ballalé Sissoko debutó con apenas 13 años en uno de los encuentros más importantes del país del Sahel, la “Biennale Internationale du Mali”, formando parte de l’Ensemble Instrumental du Mali, la formación integrada por dos decenas de músicos que pasará a dirigir tras la muerte de su padre en 1981. Desde entonces, tras establecerse en París en los primeros años 80 y participar en no pocos conciertos ha dejado su arte en grabaciones memorables, algunas propias como el extraordinario “Tomora” (2005) o en colaboración con los músicos más diversos pero igualmente notables: “Diario Malí” (2003) junto al pianista italiano Ludovio Einuidi, “3MA” (2008) en trío con el malgache Rayery y el marroquí Driss El Maloumi, y más recientemente “Chamber Music” (2009) junto a Vicent Segal, que le valió el prestigioso premio Victoire de la Musique y con el dúo africano-europeoque ha dado unos 200 conciertos por todo el mundo . Tras la experiencia con el productor y violonchelista francés Sissoko emprende la aventura de grabar un álbum propio, lejos de seguir explotando la exitosa fórmula, donde su instrumento –un arpa africana de 21 cuerdas y caja de calabaza- no deja de interpretar piezas recuperadas de la memoria pero también de nueva creación: temas instrumentales que se mueven en la tradición mandinga –salvo en uno de los temas “Asa Branca” de Luiz Gonzaga-, que tan bien conoce; ahora hace que toda la tradición ancestral de los venerables griot avance hacia nuevas texturas sonoras contemporáneas que las hace universales. La kora tañida por los dedos pulgares de músico nacido en Bamako suena cristalina, tiene destellos luminosos intemporales que beben de las melodías transmitidas de generación en generación, y una rítmica apacible, sensual y caleidoscópica en las emociones que produce su escucha. El disco de Ballaké Sissoko debía de haberse grabado en Africa –como ya hicieron con el trabajo anterior- pero la actual situación de Malí ha hecho que fuese finalmente registrado en Angoulême ciudad del sudoeste de Francia. En los temas hasta los grillos se cuelan en piezas como “N’Tomikoroboungou”, la más extensa del álbum y que alcanza los diez minutos. En las composiciones juega con las diferentes combinaciones, desde el dúo de kora y violonchelo en “Kabou”, un diálogo de amistad, entendimiento y creación conjunta, a los momentos en los que alcanzan la formación de quinteto (“Badjourou”, “Kalata Diata”), donde la riqueza melódica y tímbrica se hace sencillamente deslumbrante. También han participado en el disco Aboubacar «Badian» Diabaté et Moussa Diabaté en las guitarras y Fassery Diabaté en el balafón.