Por definición, hodierno significa “perteneciente o relativo al día de hoy o al tiempo presente”, con esta palabra nombra uno de los momentos más intensos de un proyecto guía, fundacional y manual de estilo para una artista capacitado para honrar a sus predecesores, y que como sus maestros, quiere hacer su propia lectura contemporánea sin permanecer ajeno a su entorno. La intención de David Lagos [1] (Jerez de la Frontera, 1973) con este trabajo va más allá de sumar un extraordinario álbum a su discografía, este disco “no es solo mi último trabajo, también es un concepto musical que espero me acompañe durante mucho tiempo en mi carrera”. Dos años le ha dedicado a grabar esta piedra angular de su carrera, un sofisticado lenguaje que tiene una raíces profundas en lo profunda de la tierra-crisol donde se forjó el flamenco. Cuenta con la complicidad de su hermano, Alfredo Lagos en la guitarra, Juan Jiménez en el saxo y Artomático en la electrónica y la batería. Aunque las letras que incluye en su mayoría están acreditadas al acerbo popular, solo con la lectura de la formación ya se puede deducir que va a transitar texturas sonoras no convencionales. Y así es, desde el arranque del disco, “Romance de la moja (que no quería serlo)”. A esta propuesta llega con dos décadas de carrera, y tras hacerse valedor en 2014 con la preciada Lámpara Minera en Festival del Cante de las Minas de La Unión (Murcia). Su atrevimiento le ha llevado a trabajar con Israel Galván, otro de los creadores contemporáneos que están rompiendo moldes. El primer disco llegó en 2009, ‘El Espejo en que me miro’, y ‘Mi retoque al cante jerezano [2]’ (2014) donde explicaba que había plasmado “este es el camino del camino de mi evolución”. Lagos está en sintonía con el fabuloso Universo Sonoro de Morente [3], aquí es fundamentalmente la electrónica y los vientos quienes transmutan la sustanciosa herencia de un arte genuino.