Después de idas y venidas, -ese fue precisamente el título de su disco anterior hace cuatro años- el veterano grupo vuelve a la esencia de sus miembros fundadores, en formato de dúo instrumental. La trayectoria de La Musgaña es una de las más importantes del mejor folk facturado en tierras ibéricas, son veinticinco años por los escenarios españoles y en giras internacionales que les han llevado por ciudades americanas de EE.UU. y Canadá, pero también con visitas a Marruecos y a algunos países de la vieja Europa. Ahora, para el noveno álbum, los multiinstrumentistas Carlos Beceiro (cisttern, mandola, mandolina, guitarra, guitarra barítono y bajo) y Jaime Muñoz (flautas traveseras de madera, bambú y boehm, flautas de tres agujeros, whistles, tamboril y cajón) han grabado un repertorio con entradillas, polcas, jotas, marchas, habas,… piezas extraídas de cancioneros y repertorios tradicionales de Palencia, Valladolid, Burgos, Salamanca,… en general de toda la meseta de Castilla-Léon, y de cierre un villancico que tomaron de una grabación del maestro Joaquín Díaz. Pero también aportan piezas propias como la titulada “Almendros” y que es un recuerdo a su compañero que por más de dos décadas les acompañó pero que sigue sufriendo las secuelas de un derrame cerebral. Desde que debutaron en 1988 con “El Diablo Cojuelo” La Musgaña han sido una de las formaciones más creativas pero respetuosas en la revisión de la tradición musical española, mostrándola de manera contemporánea sin perder de vista la esencia y las raíces de un rico, diverso y valioso patrimonio cultural.