El sonido de La Pop es inconfundible, si a caso podemos remitir a genios como Pascal Comelade (Montpellier, 1955) a quien seguro la formación valenciana conoce, admiran y tiene de referencia por sus trabajos con instrumentos de juguete aunque sus piezas son para adultos. Hugo Canet, Gerad Vercher, Frances Burgos y Tonete Puerto han creado una estética nueva para las canciones de siempre, toman pieza muy populares y las actualizan con nuevos arreglos pero además revisan los textos para actualizarlos, dejan lo esencial para prescindir de la referencias de carácter religioso y aquellas expresiones sexistas que se dan con tanta frecuencia en el cancionero popular (fiel reflejo de la sociedad donde se crearon). ¿Qué pretenden? Algo tan loable como “estimular el espíritu inclusivo y universal de nuestro legado cultural”. Este segundo volumen supone la continuación del trabajo iniciado con el anterior, recurren a instrumentos no convencionales, lo que del dúo Fetén Fetén llaman “instrumentos insólitos”, ya se objetos con otros usos, juguetes o invenciones, claro está no se olvidan de aquellos de la tradición que bien conocernos, como el acordeón, el guitarrón, la guitarra, el contrabajo…). La selección es ecléctica, entre la decena de piezas que ha grabado está “La lluna, la pruna”, en ‘El Cabanyal rebel’ se hacen eco de la situación del barrio pescador de València y los derribos. Se abre con un emotivo recuerdo al mítico programa de radio 3 “Flor de Pasión” de Juan de Pablos, una revisión de al sintonía que sonó durante décadas y nos anunciaba el comienzo de un espacio musical. Entre las delicatessen del álbum, una sencilla pero original edición que incluye un desplegable. “Ritmos y armonías de espíritu mundialista” afirman La Petita Orquestra Peiotaire, ¡y no podemos estar más de acuerdo! Absolutamente maravillosos.