Una de las aportaciones más interesantes del disco es la de sumar el arte flamenco, rumba y copla a voces saharauis, el resultado es seductor en lo estético, novedoso en lo sonoro y global por lo que supone de transcultural. Pero el primer disco de Manuel Fernández tiene más sorpresas y matices. Fernández es cantaor, bailaor y miembro de la asociación “Esabar Saharaui Badalona Cooperación”. Entre sus referencias artísticas encontramos Los Chichos, La Marelu y Bordon 4 (debutó a los 6 años en Pueblo Nuevo junto a estos grupos que fueron la banda sonora de los barrios periféricos en los 70), además de máximo entusiasta de Las Grecas, el dúo de hermanas de flamenco-rock que hicieron el imprescindible «Laula ulah». Pero también la copla ha sido otra de sus fuentes, ha presentado un programa de televisión de “Flamenco y Copla”. Ha trabajado con destacadas figuras del baile y del cante, acompañó a gran Juan Peña Lebrijano en el disco “Tierra” (autor del magno “Encuentros” con la Orquesta Andalusí de Tanger). Con esta base caleidoscópica de músicas ibéricas se enfrenta a los estudios de grabación, primero en Sevilla donde registró bajo la supervisión de José Carlos Seso (pianista y productor flamenco), y después ya en Barcelona se encierra junto al grupo The Pinker Tones donde componen y plasman los arreglos de cuerda y vientos, y amalgaman el coro de voces femeninas saharauis. El vanguardista grupo catalán se encarga de las mezclas finales y será el veterano Dannis Blackham quien remate la faena con la masterización final. El resultado, “Por arte de magia”, diez piezas donde entre otras están versiones suculentas están “La Tarara”, “Pena Penita Pena”, “Granate” (Lebrijano) o “Amor mío” (Morente).