Martirio y Raúl Rodríguez están sublimes en este homenaje a Chavela Vargas (1919-2012), se entregan sin reservas en la recreación de las canciones que formaron parte del repertorio de la Chamana. Desde la admiración -«la cantora que más he oído, la que más me ha emocionado» dice Martirio-, el respeto y la emoción a flor de piel han interpretado hasta una decena de temas pasados por el tamiz y la sensibilidad de Martirio y Raúl, una relectura desde los códigos musicales, artísticos y emocionales del flamenco, piezas como «Luz de luna», «La Llorona», «La Sandunga», «Las simples cosas» o «Quisiera amarte menos». Ambos acompañaron a Chavela en sus últimos conciertos en Madrid y Barcelona. Compartieron momentos inólvidables junto a la genial, brava y sabia artista puertorriqueña de nacimiento, mexicana de adopción y universal por aclamación. En su último proyecto cumplía uno de los sueños más deseados, “La Luna grande. Homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca”, donde acompañada de dos guitarras recita y funde la poesía del poeta granadino con sus piezas más queridas. “Le doy gracias a la vida” dice Martirio en la presentación del disco «por la suerte de haber podido conocerla, amarla, oírla con veneración, aprender y cantar con ella en el escenario y en las veladas». Raúl acompaña magistralmente la voz de su madre, Maribel Quiñones, sedosos pespuntes flamencos de rojo vivo, pasionales, vibrantes y enamorados de una mujer irrepetible.