Nació en Egipto pero ha hecho de Francia el país desde donde está desarrollando las posibilidades sonorosas del oud, el laúd árabe, con la fuerza del rock, las posibilidades del jazz, pero también se acerca al flamenco y los ritmos latinos. Dicen que Mohamed Abozekry es capaz de hacer cantar a su oud, y lo hace de una forma caleidoscópica, con diferentes voces y estilos para llevar el gran instrumento de la música árabe a horizontes aún por descubrir y que solo un joven músico, creativo y virtuoso sería capaz de lograr alcanzar. No son malos los referentes de Abozekry, cita a dos grandes figuras el otro lado el Atlántico, el maestro Astor Piazzolla y el todo poderoso John Coltraine, dos genios que revolucionaron la música popular, el tango y el jazz. El lenguaje musical al que recurre tienen mil acentos, un “Sabir” donde encontramos elementos de diferentes lenguajes sonoros, recuerda a los grandes maestros como –DimiMint Abba, el enorme cantante mauritano–, como todos los jóvenes occidentales su cultura tiene referentes audiovisuales aquí le dedica la pieza que da título al álbum al compositor Hans Zimmer. Un disco que transita del jazz a los cánones de la música oriental, con piezas largas que sobrepasan los diez minutos, trufado por mil matices, todo sin forzar y con un resultado extraordinario, sensual e intenso.