Rocío Márquez y Enrike Solinís revisitan ‘El Amor Brujo’ Manuel de Falla, y lo retitulan ‘Omnia Vincit Amor’, tomando el verso de Virgilio para su publicación. El genial compositor gaditano creó unas páginas que se han convertido en míticas en las que plasmó su admiración por el cante jondo y en general por la música popular de Andalucía. Márquez es una de las voces de referencia del flamenco actual ─con Fahmi Alqhai [1] en ‘Diálogos de viejos y nuevos sones’ [2] ya investigaron en la confluencia de música barroca y el flamenco─ a converger en una propuesta nueva, y Solinís está posicionado como una figura destacada de la música barroca. Su lectura tiene lugar en el aniversario de la célebre creación de Falla que para su estreno en 1915 en Madrid contó con Pastora Imperio, posteriormente haría otras versiones con diferentes formatos. En la interpretación les acompañan el Euskal Barrokensemble ─ya grabó esta misma obra con la cantaora María José Pérez en 2016 [3]─, la formación que dirige desde 2006 el músico vasco (Bilbao, 1974), uno de los más virtuosos de su generación, que se ha sentido atraído por otras culturas y formas musicales. Palos flamencos matizados con sonoridades orientales, como la bulería por soléa con al que se abre el álbum, ‘Canción del Amor Dolido’. Y así discurre cada pieza con momentos en los que la saltan la estricta cronología, donde es posible una danza barroca se amalgame con la rítmica y sentimiento flamenco, aún separados por varios siglos. Pero hay más además de piezas de Falla, ‘Ritual’ es una composición del Geir Lysne, ‘Campanas al amanecer’ es una creación de María Lejárraga con la que se concluye la escucha de las once piezas que entregan. La confluencia de ambos talentos musicales, los de Rocío y Enrike, el encuentro de dos estéticas sonoras separada en el tiempo a las que añaden matices sonoros coherentes con la obra, hace que el resultado de esta nueva visión de la obra universal de Falla sea una completa maravilla.