Saïd Chraïbi dedica el disco a su maestro Farid El-Atrache, un trabajo de composciones propias del intérprete de oud, grabado en Casablanca (Marruescos) y donde está acompañado de la percusión oriental de Jamal Rioui. Son piezas instrumentales construidas sobre diversos modos clásicos y siguiendo diferentes ambientes en su desarrollo.: modo raml, modo hijaz kabir, modo ushaq, modo turco tarz,… En general, las composiciones están inspiradas en los días de Al-Andalus, de cómo los pabellones de la Alhambra y los jardines de La Menara guardan similitudes, al igual que la Giralda de Sevilla, la Koutoubia de Marrakech. Estas piezas son la llave sonora de quienes tuvieron que partir y añoran un pasado común. Chraïbi es un virtuoso del oud, su habilidad con el plectro y la digitación hacen de su técnica musical un prodigio. Inspirado en la tradición árabe-andalusí, su creatidad vuela por encima de épocas oscilando desde la tracidión marroquí a la de oriente próximo, de las formas turco-balcánicas a las flamencas.