Se trata de un disco que surge del silencio, tras dos años de drámático silencio cultural por las restricciones sanitarias producidas por la pandemia, la imposibilidad de hacer música y compartirla en vivo. Y cada una de la piezas que han grabado Shadi Fathi y Bijan Chemirani resuenan con especial intensidad, se percibe más intensamente cada sonido, cada matiz y cada resonancia. Claro que también tiene mucho que ver la complicidad entre ambos músicos. Shadi es solista de setar, formada en Teherán por el gran maestro de la música clásica persa Dariush Talai; por su lado, Bijan Chemirani es un virtuoso del zarb, el daf y otras percusiones. Instrumentos de cuerda y percusión que se suman al dúo, como Redi Hasa en el violonchelo, Shervin Mohajer en el kamantche iraní y Sylvain Barou en los instrumentos de viento como flautas, bansuri, duduk, gaida…). Además, algunos de los temas llevan la voz de Shadi con poemas de Omar Khayyâm, Mowlan Rûmi y otros autores contemporáneos. En el segundo álbum del dúo consolidan una colaboración que surgió hacia 2016 en Marsella, y les llevó a dar conciertos en Francia y otros países europeos. La poesía iraní y la tradición poética persa en un trabajo musical de una exquisita sensibilidad.