El rock más poderoso irrumpe con fuerza en la música de Malí de la mano un grupo jóven que han triunfado de la mano del proyecto Africa Expres de Damon Albarn. El país el oeste africano es una de las fuentes musicales del planeta, de allí han salido algunas de las músicas más importantes de la escena africana y de la mal llamada world music. La figura alargada del país del Sahel hace que de norte a sur hay una gran distancia y, con ello, una amplia variedad tanto natural como musical. Luminarias como del añorado maestro Ali Farka Touré y el rey de la kora Toumani Diabaté, y estrellas como Oumou Sangaré son artistas de rango mundial. La región mítica Tombuctú ─en el norte de Mali─ sufrió la prohibición de la música en los últimos años por los radicales islámicos, sus músicos tuvieron que escapar a la capital, Bamako, para seguir haciendo música; allí se forjó la banda, y ganaron con sus directo numerosos seguidores al ser capaces de recoger la ancestral tradición del imperio Songhai, pasarla por la guitarra eléctrica y dotarla de una fuerza pocas veces vista (Vieux Farka Touré, hijo del maestro, ha desarrollado anteriormente proyectos ricos en decibelios, riff de guitarra y rítmicas percusiones, aunque en sus recientes discos ha optado por una faceta más acústica). Grabado en la capital con la producción de Nick Zinner, Songhoy Blues debuta con trabajo tan sólido, magnético y deslumbrante que haría palidecer a cualquier banda de rock de la escena internacional actual con piezas como ‘Saubour’, la tarjeta de presentación del cuarteto malí.