En su debut, la cantante y contrabajista húngara comparte una fotografía sonora que muestra lo que es en estos momentos. Hizo la Maestría en canto folclórico y educación musical por la Academia de Música Liszt Ferenc de Budapest, comenzó su trayectoria artística con la música folclórica húngara. Aquí, Varga emprende un viaje musical, “el álbum refleja su profunda conexión con las culturas que la han moldeado, equilibrando instinto y consciencia, sueño y realidad”, explica. “Con claridad, ternura e intimidad, la colección de temas transmite experiencias humanas universales: el amor, la maternidad, el anhelo, la soledad, la reflexión existencial y la sutil levedad de la muerte”. Una selección en las que se pude apreciar su identidad como artista. Interpreta las canciones acompañándose solo con el contrabajo, explorando “un mundo lleno de sueños, naturaleza, amor y melodía”. Es su primera grabación, pero lleva más de una década actuando internacionalmente como solista y como integrante de diversos proyectos con los que ha transitado la música folclórica de su país natal, pero también las ricas tradiciones de la región de los Balcanes y la música mediterránea griega, con bandas como Babra, BudaPesme, VreMea Válkània, Epseria y su proyecto a capela Lemonokipos. Hay canciones tradicionales húngaras y griegas, incluyendo canciones de cuna de las regiones de Alföld y Transilvania, canciones de amor del oeste de Hungría y Moldavia, canciones de boda griegas de Calcídica y el Dodecaneso, arregladas en interpretaciones únicas con músicos invitados como Ion Curteanu, Benedek Réti y el conjunto a capela Lemonokipos.