¿Somos únicamente el resultado de nuestra memoria?
‘Rumba África’ (Hysa Productions/Sterns Music, 2025) es el nuevo álbum después de tres lustros del legendario Syran Mbenza (Kinsasa, 1950), a sus 75 años es uno de los guitarristas más respetados del continente africano y ha contribuido decisivamente a la popularización de la música congoleña en todo el mundo. Comenzó su carrera a finales de los 60, cuando aún era estudiante en su ciudad natal, la capital y mayor urbe de la República Democrática del Congo. Tocó con bandas locales hasta convertirse en profesional y trabajar con diversos grupos y cantantes durante en los 70 en el entonces Zaire (nombre del país centro africano entre 1971 y 1997), entre ellos con Sam Mangwana y que le llevó a París en 1979; en la capital francesa se estableció en el comienzo de la décadas de los 80 para para alcanzar la fama, tanto como músico de sesión con músicos de todo el continente africano y el Caribe francés haciendo la escena parisina un hervidero de soukous y zouk. El maestro de la rumba cuenta con un elenco de cantantes y músicos acompañantes que se lee como un “Quién es Quién de la música congoleña” ─Malage de Lugendo, Ballou Canta & Wuta Mayi, Nyboma, Bahati la Douce & Viviane Arnoux, Luis Manresa, Samba Mapangala─, presentando una mezcla de canciones de su autoría con clásicos.
Burhan Öçal y Jamaaladen Tacuma ya trabajaron juntos hace más de treinta años, en el innovador álbum de fusión de jazz y música oriental ‘Groove Alla Turca’, publicado en 1999, y donde participó Natcha Atlas, el productor del álbum fue Mehmet Uluğ. El músico turco y el estadounidense coincidieron en un festival en el que se rindió homenaje a Uluğ, el también fundador de la compaña discográfica Doublemoon, el club de música Babylon y responsable de la compañía líder de conciertos, festivales y espectáculos en vivo de Turquía, una reunión que ha dado lugar a una nueva colaboración y la publicación del álbum conjunto. Burhan Öçal (Kırklareli, 1959) ha dedicado su carrera a redefinir las posibilidades de los instrumentos tradicionales, conectando las tradiciones musicales turca y balcánica con los de otras latitudes del planeta, colaborando con grandes leyendas como Joe Zawinul, Paco de Lucía o el Kronos Quartet; Jamaaladeen Tacuma (Nueva York, 1956) está considerado desde los 70 ─cuando formó parte de la banda de funk-jazz de vanguardia del legendario saxofonista Ornette Coleman─, como uno de los bajistas eléctricos más destacados de un estilo musical que podría llamarse “free funk”. En el álbum ’Trakya Funk’ (Gülbaba Records & Omni Sound)con The Trakya All Stars y King Noli tiene raíces en las ricas tradiciones rítmicas de Europa del Este y reforzado por las improvisaciones, el proyecto conjunto tiene una energía cruda y a la vez expresiva que brilla en los complejos compases impares.
“La música es un lenguaje crepuscular” para Steve Tibbetts. Así, para el compositor, guitarrista, percusionista y pianista de jazz fusión, “el trabajo consiste en convertir la sombra en sonido”. En el álbum ‘Close’ (ECM Records/Distrijazz, 2025), el músico de Minnesota cuenta con Marc Anderson (percusión, gongs, loops) y JT Bates (batería) para ir a la búsqueda de espacios sonoros a través del desarrollo de melodías improvisadas sobre loops, zumbidos superpuestos, percusión oscura y retumbante. Matices occidentales, creados a través de su guitarra de doce cuerdas, los desarrollos hipnóticos evocan afinidades orientales. “Ya no me preocupa tanto conseguir un sonido perfecto” afirma Tibbets. “Sigo buscando el sonido evocador de Sultan Khan”, refiriéndose al difunto maestro indio del sarangi, cuya forma de tocar ha sido durante mucho tiempo una de sus principales influencias. La imagen de la portada del álbum, muestra un columpio iluminado bajo un cielo nocturno de estrellas brillantes, y puede ser esta foto la metáfora que se ajuste a la música que han grabado.
La nueva producción de la formación valenciana Capella de Ministrers con la dirección de Carles Magraner, ‘Ritual’ (CDM, 2025), reivindica la cultura y la paz en el Mediterráneo a través de los cantos de la diáspora. El director del veterano conjunto ─con 38 años, y 72 producciones discográficas en su catálogo─ para este proyecto ha llamado a la cantante francesa Françoise Altan y vuelve a colaborar el morroquí Aziz Samsaoui, el iraní Kaveh Sarvarian y el madrileño Jota Martínez. Hacen un repertorio en el que recuperan repertorio sefardí y árabo-andalusí, se incluyen 19 obras que se estructuran en hasta cinco bloques: Génesis. ‘La nata’, ‘Nasciturus. A su casa viene’, Ratio. Adolescencia y ceremonia de iniciación social, ‘Metamorfosis. Independencia’ y ‘Mawt. El todo’. El álbum incluye un texto que contextualiza el disco, y que ha sido escrito por el doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, Javier Pérez Escohotado, que afirma que la música y las canciones que se escuchan en el disco “proceden sobre todo de una tradición de lengua sefardí o ladina y árabe andalusí, que abre el espacio del rito a un territorio cultural amplio, que es el universo expandido, al menos el que irradia desde el Mediterráneo”; un mar común “de ahí que estas canticas adopten el hebreo, el árabe, el turco, el búlgaro, no solo el ladino o sefardí, compartiendo una música también común que pudiera imaginarse todavía en Casablanca, Salónica, Sofía, Ferrara, Venecia, Odessa, Estambul, Tánger, Argel, Túnez, Trípoli, Alejandría, Esmirna… y no sé si aún llora en Jerusalén”.
Blanca Altable y Jesús Enrique Cuadrado, comenzaron a trabajar como dúo, en 2009, con la idea de reimaginar el repertorio tradicional desde la belleza, la sensibilidad y la innovación. El primer álbum que publicaron llegó dos años después de la creación del proyecto, ‘Mayo’ (2011), el segundo llegó cinco años después ‘Tyto Alba’(2016), entre tanto han ido compartiendo su música tanto en conciertos a dúo como junto a Jaime Muñoz (vientos), y Natalie Hass (violonchelo). Ahora como Blanca y Chuchiguitarra sacan su tercer trabajo conjunto, ‘Universo’ (Segell, 2025), con el violín, las voces y la guitarra acústica como ejes expresivos, en el que profundizan en la “transformación creativa de las tradiciones populares y se adentran con libertad en composiciones contemporáneas, siempre en diálogo con la acoustic Music y el folk universal”.
Giulia Valle, una de las creadoras más innovadoras del jazz contemporáneo, publica un trabajo en el que la neurociencia va al encuentro con la música, ‘Cerebro en equipo. Neurociencia para el desempeño y la motivación en Música’ (Versos & Reversos, 2025), “es un viaje motivado por una curiosidad incansable, explorando la intrincada interacción entre nuestras funciones cognitivas, la creatividad y el entorno”. Valle lo hace desde los conocimientos que ha ido adquiriendo de grandes maestros de la neurociencia, pensadores en música y su propia experiencia “como generadora de energía creativa en la música”. Se pregunta en su libro: ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando improvisamos, componemos o interpretamos?, ¿Cómo influyen la atención, la emoción y la memoria en nuestra creatividad?, o ¿Y de qué manera podemos utilizar los descubrimientos de la neurociencia para potenciar el aprendizaje y el bienestar escénico? En un lenguaje no académico o sin recurrir a fórmulas simplificadas de autoayuda, ofrece una visión integradora de arte y ciencia. Estructurado en diferentes apartados muestra un estudio del cerebro, las claves de la creatividad y la vivencia escénicas, pero también deja una parte del volumen (276 páginas) para tratar temas como la ansiedad escénica, el síndrome del impostor, y la autorregulación emocional ofreciendo herramientas para un desarrollo de una práctica artística más consciente, sensible y sostenible.
Paco Valiente
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