En en la gala inaugural de la V Bienal de Arte Flamenco de Málaga en el Teatro Cervantes de la capital, el 3 de marzo de 2017, Antonio de Canillas recibió un homenaje como uno de los cantaores malagueños más veteranos. Fue un merecido reconocimiento a quien se la ha considerado el padre de la saeta malagueña pero también por ser un gran defensor de los estilos de su tierra malagueña que ha interpelado a los más jóvenes para que no se pierdan. Apenas un año después, el pasado mes de abril de 2018, fallecía a los 88 años a causa de un cáncer detectado apenas unos meses antes. Había nacido en Canillas de Aceituno el 21 de agosto de 1929, con él se apagaba una de las voces descanas del flamenco en su tierra, tras una carrera longeva carrera de más de cuatro décadas. Su figura representaba el cante antiguo, hizo de enlace entre los cantes viejos y la primera mitad del siglo XX, transmisor de una cultura oral que se remonta a finales del siglo XIX. En su juventud trabajó al lado de figuras como Manuel Vallejo, Canalejas de Puerto Real y Porrina de Badajoz, también con Fosforito. Pero se le recuerda por ser el creador de la saeta, a la que imprimió su propio sello, remataba el cante con un rabillo final muy personal. “Empecé a cantar saetas en Melilla cuando estuve en los regulares. Me acuerdo que allí un cantaor terminaba la seguiriya y después cantaba un martinete. Pero yo llegué y los uní, los injerté pero no con el martinete de fragua, que es un cante seco. Yo lo hago dándole un poquito de música gregoriana, me recreo, lo mezclo y creó una saeta ahí por martinete” contó Antonio de Canillas en una entrevista. Entre otros muchos galardones recibió Lámpara Minera del VI Concurso del Cante de Las Minas de La Unión, Murcia.  En una entrevista afirmó que “los flamencos no se retiran, se los lleva dios”. En este disco doble editado cuando aún estaba vivo, y grabado unos años antes ─hacia 2014, aunque en la carpeta del disco no viene información alguna─ vienen una colección de números donde hay una muestra de los cantes malagueños más representativos secundado por el toque de Chaparrapo de Málaga, pero también otros palos que dominó como la seguirilla, fandangos, rondeñas, cantes del Piyayo, la caña, soleá, nanás, serranas, martinetes y cantes de Juan Breva. Un catálogo de veinte cantes sobrecogedores que son la síntesis de toda una vida dedicada al cante, con giras internacionales, entregado al flamenco. Un lección magistral de cultura oral.

ANTONIO DE CANILLAS
Puro Flamenco
(Karonte, 2017)
www.cambaya.com