La docena de piezas que Rafael Riqueni ha grabado en ‘Nerja’ conforman una fantasía descriptiva en la que aproxima, establece un puente y recrea un nuevo espacio artístico entre los códigos del flamenco y la música española ─léase, Turina, Falla, Albéniz,…─, con influencias de la música clásica (Impresionistas). Los trabajos que ha sacado Riqueni (Sevilla, 1962) en su última etapa tienen una dimensión extraordinaria a nivel compositivo, interpretativo y una carga emocional que traspasa al escucharlo. Lo hizo en el fabuloso ‘Parque de Maria Luisa [1]’ (2017), con el disco que dedicó a sus maestros en ‘Herencia [2]’ (2021), y más recientemente para ‘Estrella y Rafael’ (2023) junto a la cantaora Estrella Morente firman un trabajo rotundo ─que en directo crece hasta lo más alto─. En este caso, el virtuoso guitarrista sevillano ─perteneciente a la siguiente generación de Manolo Sanlúcar [3] y Paco de Lucía [4], ambos maestros ya desaparecidos─, vuelve a entregar un memorable álbum instrumental, una obra que en doce temas se desarrolla en forma de cuento ─de poco más de 50 minutos de duración─, y narra la historia del grupo de jóvenes que, en enero de 1959, descubrió por azar la cueva de Nerja (Málaga), una gran cavidad en la que se conservan restos arqueológicos, con pinturas rupestres, junto a estalactitas y estalagmitas que cubren techos y paredes, el que está considerado el mayor tesoro natural de Andalucía. Ha traducido ─en términos del maestro Enrique Morente─ las sensaciones que percibieron aquellos muchachos al entrar en el subsuelo a música que atraviesa el flamenco, juega con el impresionismo musical y se expande por un terreno sonoro nuevo, propio y grandioso. En breve se cumplirán cuarenta años de la salida de su primer disco ─‘Juego de Niños’ (1986)─, y no solo Riqueni está considerado por los especialistas como uno de los mejores guitarritas que ha dado el arte flamenco, además ocupa un lugar privilegiado en la cúspide de la historia de los compositores flamencos. Ha creado una obra de arquitectura clásica con sello personal, que juega con la oscuridad, los destellos al rebotar la luz en las paredes de la magna cavidad y los refinados ecos que devuelve la guitarra cuando hace vibrar las seis cuerdas. Belleza pura, emoción, en cada una de las composiciones que ha creado Rafael.