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Toumani Diabaté, Alberto Gambino y Beatriz Bernad durante la grabación./ (Jorge Fuembuena)

  • La kora de Toumani Diabaté acompaña a la jotera Beatriz Bernad

Coincidiendo con la visita de Toumani Diabaté, José Luis Cortés con el respaldo de Alberto Gambino en la producción, tuvo la genial idea de juntar a la jotera Beatriz Bernad con el maestro de la kora en una grabación única y sin precedentes, alumbrando una de las nuevas canciones en el próximo disco de la artista aragonesa. Una vez más, Pirineos Sur fue testigo y parte de una experiencia única, haciendo bueno el leitmotiv en esta edición del festival: ‘Fronteras, ¿mezcla o barrera?’.

Toumani Diabaté guarda una estrecha relación con España desde hace treinta años. Junto a Ketama grabó “Songhai” (1988), el fruto discográfico de un encuentro casual en Londres. En el transcurso de una reunión alumbraron un sonido nuevo fruto del encuentro de la kora y los cuatro flamencos: la música gitana y la mandinga en perfecta conjunción. Da igual el instrumento con el que se haga, ya sea una guitarra, un piano o una kora, la música siempre es música, me explicaba Toumani Diabaté pocos minutos antes de recoger el premio Pirineos Sur a la Diversidad Cultural 2015 sobre el escenario de Sallent de Gállego. Le recordaba a pie de escenario los diversos proyectos en los que se ha implicado.

Su kora –es la 71 generación de los Diabaté que tocan esta arpa del pueblo Mandiga que acompañaba a los griot– ha participado en la grabación de trabajos memorables como “In The Hard Of The Moon” (2005) junto al maestro Ali Farka Touré, el guitarrista de la aldea de Niafunké, y el responsable del sonido desert blues, uniendo por primera vez a dos músicos malís del norte y del sur del alargado país del Sahel entre desierto y sabana. En “Kulanjan” (1999) tocó al lado del cantante y guitarrista Taj Mahal en la búsqueda de las raíces del blues en África. Más recientemente saltó el atlántico para trabajar en “Afrocubism” (2010) junto a músicos cubanos y “Acurva da cintura” (2012) con los brasileños Arnaldo Antunes y Edgard Scandurra. También ha trabajando con el británico Damon Albarn (Blur) y la islandesa Björk.

Tras actuar el pasado lunes en Sallent de Gállego a dúo de koras junto a Sidiki Diabaté, su hijo, Toumani se dirigió al hotel en Formigal donde ya en la madrugada le esperaba un nuevo reto musical: poner en diálogo la música mandinga y la tradicional jota aragonesa. La idea de este encuentro se debe a José Luis Cortés –promotor de conciertos y agitador de la escena cultural aragonesa–, y para este proyecto ha contado con el apoyo de Alberto Gambino (La Bullonera, Chicotén) que conducirá el disco de Beatriz Bernad titulado “Las Pilares” dedicado a cantaoras históricas de la jota y donde habrá sorpresas con invitados como la zaragozana Carmen París y el bilbaíno Kepa Junquera.

 

 

El primero en aparecer en la sala preparada para la grabación fue Alberto Gambino, ultimaba los detalles con su guitarra. Llegó Sidiki Diabaté y Gambino se sentó junto al joven malí en el sofá y le enseñó algunos acordes de la pieza que iban a registrar. Casi de manera instantánea ajustaron el toque de las 6 cuerdas de la guitarra y las 21 de la kora como algo natural, como si el acompañamiento de una bandurria fuese. La mirada de Sidiki se perdía abstraída en la búsqueda del sonido que se ajustase al estilo tradicional aragonés.

Toumani Diabaté llegó poco después a la estancia –no es la primera vez que graba en las instalaciones de un hotel, algunos de sus discos memorables se han registrado en las habitaciones del Hotel Mandé de Bamako, Mali–, se acomodó en una butaca para presenciar un primer ensayo. Después, Sidiki le cedió reverencialmente la kora y la plaza al maestro y progenitor que había estado escuchando atentamente parte del ensayo. Nuevamente los toques de kora y guitarra brotando naturalmente como agua fresca de un manantial pirenaico, fluía como un bello rumor musical paciente y torrencial que hasta hace unos instantes nunca se había escuchando.

Se acercó Beatriz Bernad, una de las voces de la jota más capaz de Aragón, para una primera prueba ya con los micros dispuestos. Apenas hizo falta un par de repeticiones previas y ya estaban listos para darle al REC. Comenzó la torrencial voz de Beatriz marcada por la guitarra de Alberto, para luego sumarse delicadamente Toumani, así llegaron a un interludio con un solo de la kora improvisado que llevaría a la culminación de la pieza todos juntos en un momento musical sobrecogedor.

La toma fue correcta, no fue necesaria una segunda grabación. El malí asintió y Gambino quedó contento con el resultado, “por mi está bien” remachó aún conmovido con una mirada que iba de la incredulidad a la sorpresa, de la conmoción a la sublimación. La cara del africano lo decía todo, disfrutaba como si fuera la primera vez que intervenía en una alquimia sonora transcultural, pero no fue el caso, era una situación que conocía bien por sus experiencias con flamencos, africanos, británicos o americanos. Toumani llevándose sus manos a la cara aún sin dar crédito a lo que terminaba de escuchar felicitó a Bernad que también estaba visiblemente emocionada. El maestro de la kora conmovido por la prodigiosa voz de la cantante de Lécera, los ancestrales códigos tradicionales mandingas por primera vez acompañando una jota: una frontera sonora más había sido ganada para el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en la madrugada oscense.

 

Texto de Paco Valiente como ‘Firma invitada’ del Festival Internacional de la Culturas Pirineos Sur

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